domingo, 20 de noviembre de 2011

Programa 47/11 del 20 de noviembre del 2011

FEMINIZACIÓN DEL ENVEJECIMIENTO
Invitada: TS Mayra Niño Zuñiga

El estudio del envejecimiento de las sociedades modernas, nos vierte información que obviamos, que minimizamos, o en el peor de los casos ignoramos: Que las mujeres viven más que los hombres, promedio de 4 a 5 años más de la esperanza de vida al nacer, que las mujeres son quienes viven a lo largo de su vida en condiciones desfavorables e injustas para su desarrollo personal, que estas injusticias las hacen acumular desventajas ante los cambios que el envejecimiento tiene consigo y por lo tanto llegan a su vejez con una carga negativa en términos de salud, economía, y seguridad social y patrimonial; que las mujeres aparte de vivir una vida dedicada a cuidar de otros: hijos, marido, padres y en la vejez: nietos. También corren con la responsabilidad de  cuidar de otros viejos (mujeres u hombres) que enferman o pierden autonomía  y requieren de cuidados permanentes. Sin olvidar que todo su trabajo dedicado a la familia y al hogar no tuvo retribución económica alguna y por lo tanto carecen de cualquier tipo de prestación social como una jubilación y solo aquellas que por matrimonio con un varón que trabajo formalmente y aportó a algún sistema de pensión, puede al enviudar aspirar a una pensión. Solo las mujeres mayores de 68 años que viven en el DF tienen el derecho de recibir, con igualdad a los hombres, una pensión mensual, vitalicia y universal de 50% del salario mínimo.
Por otra parte son también las mujeres las que acumulan mayores deterioros en su salud a lo largo de toda su vida, acrecentandose los riesgos al envejecer.
A contraparte las mujeres tienen la ventaja de ser personas con mayores capacidades para la socialización y el apoyo solidario, además de mostrar mayor apego a las directríces médicas y de autocuidado; se aventura a pensar que las mujeres desarrollan mayor conciencia de la vulnerabilidad y por ello desarrollan otras estrategias de prevención que los hombres no son capaces aún de identificar y desarrollar para su cuidado; y son a su vez, por una repetición de patrones culturales, más dependientes de las mujeres (de la esposa o las hijas); está última condición se convierte en un  peso más para las mujeres que tienen que cuidar de ellas y además de un varón emocional y fisicamente dependiente.
Una forma de atenuar los efectos de una vida marcada por la desigualdad y la inequidad es la organización entre las propias mujeres a través de las redes de apoyo social, que les  brinden cierta contención y asistencia en momentos de crisis. Aún hay un largo camino que racorrer para aspirar a una sociedad con equidad en las oportunidades de hombres y mujeres con una perspectiva de envejecimiento. Y mucho que exigir a los gobiernos para que desarrollen más políticas públicas en favor de las mujeres de edad.

No hay comentarios: