domingo, 28 de febrero de 2010

Programa 09/10 del 27 de Febrero de 2010

ANEMIA Y NUTRICIÓN
Invitado: Dr. Jorge Reyes Guerrero
Medicina Interna y Geriatría
Instituto Nacional de Ciencias Medicas y Nutrición "Salvador Zubirán"
A pesar de la alta incidencia de adultos mayores con anemia, esta no es una deficiencia asociada a la edad, tiene sus orígenes en otras fuentes; principalmente la nutrición y la manera en como nos alimentamos.

La anemia es la falta o disminución de hemoglobina en la sangre que conlleva un pobre aporte de oxigeno y nutrientes que provoca en las personas que la padecen un desgano y falta de energía para realizar actividades incluso básicas, de esta falta de energía deviene su nombre, del griego anemia significa “sin alma”.

En las personas mayores esta debilidad se confunde como un rasgo propio de la vejez y de esta confusión muchas veces se enmascara la anemia y no se detecta adecuadamente; aún sin tener datos estadísticos confiables sobre la prevalencia de la anemia en la población adulta mayor, hay menciones que la identifican hasta en 80 % de ancianos, una cifra que a primera vista parece excesiva da pauta para reflexionar sobre la relevancia que este padecimiento tiene en el marco del envejecimiento poblacional.

Sus causas son variadas y multifactoriales, hay que observar que la anemia puede ser el síntoma de otra enfermedad, como un proceso tumoral, una deficiencia renal o algún tipo de hemorragia; o bien puede ser resultado de una carencia nutricional, ya bien por una inadecuada alimentación o en el caso de personas mayores por una deficiencia en la absorción de los nutrientes (hierro, B12).

Como en todo lo relativo a la salud de las personas, la prevención es la herramienta fundamental, si bien la anemia por si misma no causa la muerte sus consecuencias no dejan de ser nefastas para la calidad de vida y la salud, ya que puede ser precursora de otros padecimientos o constituirse como factor de riesgo para adquirir enfermedades por un sistema inmunológico debilitado; de tal manera que el monitoreo periódico al menos una vez al año, a través de estudios básicos de laboratorio, se constituye como el primer paso para prevenir y en su caso intervenir para su control y supresión, sin dejar de observar una adecuada alimentación con el consumo de todos los grupos de alimentos en las medidas y proporciones de acuerdo a cada caso personal.

Se recomienda contar con asesoría de profesionales de la nutrición sobre todo para aquellas personas que ya conviven con padecimientos que requieren de dietas especiales (diabéticos, gota, deficiencia renal, entre otras).

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