lunes, 23 de marzo de 2009

Programa 12 del 21 de marzo de 2009


NUTRICIÓN Y EL ADULTO MAYOR DIABÉTICO

Invitados: Lic. Norma Aída Betancourt Plata y Lic. Ildefonso Álvarez López
En ocasiones lo que creemos más complicado resulta en realidad muy simple; las personas que adquieren la dabetes mellitus tipo II, reciben una gran cantidad de referencias y consejos para tratar su enfermedad, suelen incluso automedicarse y exponerse a ser tratados por personas con pocos conocimientos y muchos mitos, en el mejor de los casos, ser atendidos por la burocracia médica de la instituciones públicas y rezar para que el médico atíne a recetar la dósis adecuada de medicamento y tratar de seguir esas dietas imposibles que los galenos suelen acompañar a la receta de medicamentos.
En esta ocasión nuestros invitados, nutriólogos de profesión, cuando son cuestionados acerca de que debe comer un diabético, sintetizan diciendo: Las personas diabéticas pueden y deben tener una alimentación totalmente normal, son las personas no diabéticas quienes tienen que cambiar sus hábitos de alimentación.
En detalle los especialistas nos explican que el manejo de una alimentación balanceada en el consumo de nutrientes de los tres grupos, con baja ingesta de azúcares compuestos y grasas de orígen animal; así como un alto consumo de alimentos ricos en fibra, es la piedra angular para un buen control de los niveles de glucosa.
Sin pasar por alto la importancia de ejercitarse fisicamente y evitar la tensiones emocionales, los especialistas consideran que en la forma de alimentarse reside la principal herramienta no solo para tener control sobre la enfermedad, sino incluso para mejorar el nivel de la calidad de vida previa a ser diagnosticado, esto es, que a partir del conocimiento que la enfermedad requiere para su control, el paciente ya bien adulto mayor o no, aprende y aplica en su vida (puede incluso tener influencia en su entorno familiar) nuevas formas de autocuidado, empezando sin duda por su nutrición.
Recuerda que si tu niveles de glucosa están por encima de los 110 mg/dl, puedes aumentar el riesgo de dañar órganos blanco, como ojos, riñones o corazón, por ello es importante que tengas un monitoreo constante y puedas ajustar y regular tu alimentación con ejercicio fìsico.
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