EL AUTOCUIDADO DE LA SALUD DURANTE EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO
Invitado: Dr. Lorenzo Octavio Small Haughton
Especialista en Rehabilitación Geriátrica
El autocuidado debe verse como el bienestar integral de la salud, y debe incorporarse como un hábito desde las edades más tempranas en el nivel familiar y personal, sin embargo no debe perderse de vista que el estado tiene una responsabilidad fundamental, desde la parte de impulsar políticas públicas para la aplicación de programas de salud integrales, para la formación de profesional vinculados a la salud, para incorporar en los programas educativos en general enfoques de prevención y planificación de programas de autocuidado para toda la población; en estos momentos vemos que en México se vive y se acepta por el estado un momento realmente crítico y alarmante: La obesidad y el sobrepeso ha alcanzado niveles que nos colocan tristemente en los primeros lugares a nivel mundial; para los sistemas de salud y de las finanzas públicas se han prendido los focos rojos porque esto puede detonar en un incremento de padecimientos crónico degenerativos entre más población y cada vez más joven.
Y precisamente porque carecemos de una cultura de prevención y porque nuestro sistema de seguridad social es pobre y escaso, ya que no cubre a una gran porcentaje de adultos mayores, es que debemos con mayor razón, planificar e incorporar en nuestra vida cotidiana un programa de autocuidado de la salud, que en teoría reducirá los factores de riesgos que nos puedan provocar enfermedad y deterioro, pero que en la practica diaria esta prevención se traduce en ahorro económico, al evitarnos gastos en consultas, medicamentos, tratamientos y hasta transportes.
El cuidado y mantenimiento de la salud implica un auto conocimiento de nosotros mismos que nos permita identificar oportunamente, los cambios que nuestro cuerpo vive y las señales que el cuerpo nos da para reconocer un trastorno o síntoma, el conocernos y evaluarnos en todas la esferas que nos componen como seres humanos es la principal herramienta para iniciar un plan o programa de autocuidado; la siguiente fase es la aplicación de ciertas medidas o hábitos saludables en nuestra vida diaria: La buena nutrición es la base de todo proceso de bienestar, conocer nuestros requerimientos y utilizar una basta variedad de productos naturales, primordialmente vegetales y frutas, evitar azucares refinados, conservadores y procesados; el agua es un nutriente más, aporta oxigeno y mantiene los niveles de hidratación corporal necesarios para todas las funciones que el cuerpo lleva a cabo continuamente, habrá de recordar que el cuerpo no aprovecha igual el agua que ingiere mezclada con azucares y otras sustancias (colorantes, endulcorantes, saborizantes), procura beber 1 a 2 litros de agua natural al día; el ejercicio cotidiano y regular, nos ayudará a equilibrar entre el gasto energético y el consumo de calorías, estimulará todos nuestros sistemas incluido el ámbito emocional y social y nos dotará de sentido; no deben olvidarse las visitas periódicas al consultorio medico, incluido el odontólogo, para chequeos, revisiones o intervenciones profilácticas, más que como alternativa extrema cuando ya se ha dejado presentar la enfermedad o la complicación.
El especialista recomendó no olvidar tampoco procurarse estados de espiritualidad y de pensamientos positivos, recordó que las personas que viven en estados continuos de stress, angustía y negatividad somatizan enfermedades sobre todo del orden inflamatorio, por el contrario a aquellas que practican y viven una espiritualidad y estados emocionales positivos, incluso no solo evitan enfermarse sino que son más alegres y felices.
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