LA SEGURIDAD DE LOS MAYORES: HACIA UNA CULTURA DE PREVENCIÓN
Invitado: Lic. Adolfo Miranda Castillo
El sociedad actual vive una gran crisis de inseguridad; muchos son los factores que influyen en este fenómeno; y muchas las víctimas de ello, ¿son los adultos mayores un grupo social con mayor riesgo? ¿Cómo prevenir situaciones de riesgo? ¿Cómo puede incorporar un anciano sus experiencias a favor de la prevención? Bajo estas preguntas surgen reflexiones y recomendaciones para construir un cultura de prevención entre los adultos mayores.
La fuente y origen de la violencia social que se vive actualmente en México y que genera una creciente sensación de inseguridad, es la desigualdad económica, la falta de empleo y de oportunidades para el desarrollo; en esta perspectiva no se vislumbran cambios sustanciales que cambien esta realidad de pobreza y desigualdades sociales; ante este triste panoráma parece que tendremos que seguir conviviendo bajo esta realidad: Menos empleo más delincuencia.
Otra realidad es que los ancianos se van colocando en diferentes niveles de vulnerabilidad, conforme la conjugación de varios factores; la perdida o disminución de capacidades físicas y mentales, ya bien por el proceso normal y consecuencia de alguna patología, la disminución de contactos sociales, pero sobre todo el aislamiento y la soledad: Soledad es vulnerabilidad.
Como prevenir riesgos de ser víctima de algún abuso o delito?
Debemos tomar algunas medidas que inhiban a los delicuentes, pensemos que los delincuentes pueden elegir a los adultos mayores como víctimas fáciles, o situaciones en donde puedan actuar rápido y fácil, de ahí que las acciones que tomemos deberán ir en el sentido de disuadir al delincuente al hacerle ver que la situación no es tan sencilla como creían. Si es posible los adultos mayores deben vivir en compañia de otras personas, pero si no es así deben aplicar las siguientes medidas: Mantener siempre cerrados sus hogares con chapas y cerraduras funcionales, con protecciones en ventanas y mantener una buena iluminación exterior, contar con un medio de comunicación (teléfono, celular o radio comunicador) y un directorio de familiares, vecinos, amigos e instituciones de seguridad y auxilio (policía, cruz roja, bomberos, etc.); y por sobre todo mantener una vida vecinal y comunitaria activa, así como una red social de apoyo. Siempre que personas lleguén a ofrecer productos o servicios a su hogar, no debe permitirles el paso, si es un servicio contratado verifique la identidad del empleado y de la compañia que contrató, no permita su acceso al interior de su hogar si no esta seguro, no deje copias de sus llaves debajo de macetas o tapetes, parece mito pero aún muchas personas lo hacen.
Al salir de compras y al cobrar sus pensiones deben procurar hacerlo en compañia de otras personas, hacerlo en horarios y en lugares con presencia de elementos de seguridad pública; en el transporte público o en la calle no haga ostentación de joyas, tarjetas o posesión de dinero; si ya se es víctima de un asalto, no se oponga ni trate de evitarlo, no se exponga innecesariamente a ser lastimado, recuerde que lo más valioso es la vida.
Por otra parte no debemos olvidar la capacidad de comunicación, la disposición de mayor tiempo libre y la experiencia vivencial de los adultos mayores, para construir una cultura de prevención contra la inseguridad en sus familias, en calles, barrios y colonias; los adultos mayores pueden jugar un papel protagónico en este ámbito social, ya bien organizando comités o grupos de trabajo con vecinos, como promotores sociales de la prevención en escuelas, en iglesias o en centros comunitarios, o bien como vigilantes y observadores de su entorno, que puedan detectar cambios en el vecindario que indiquen riesgos de inseguridad.
Trabaja en tus relaciones personales, recuerda que la principal acción preventiva es no quedarte solo.
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